martes, 6 de diciembre de 2011

te juro que te necesito.


Vale. A ver. No se me da muy bien esto de expresar mis sentimientos. Y menos a ti. Pero es que llevo unas semanas horribles. Apenas he podido dormir ni comer. Veo la televisión sin verla realmente. En clase no logro concentrarme y me es difícil integrarme en un grupo de gente sin distraerme constantemente. Ayer, por la noche, estaba en mi habitación, sentada en mi cama, y me dio por abrir el cajón de mi armario y ver fotos viejas. Empecé a llorar como una loca. Era irremediable. Las lágrimas corrían por mis mejillas como cascadas y mis gemidos parecían los de un bebé acabado de nacer. Parecía una niña pequeña cuando le quitan su juguete preferido. Llevaba demasiado tiempo soportando la presión. Y fue un alivio, la verdad. Desprenderme de todos aquellos sentimientos que me oprimían cada día más y más. Pero bueno, lo que te quería decir, es que ver aquellas fotos me hicieron recordar lo feliz que un día fuimos, todas las ilusiones con las que vivíamos. Parecíamos dos niños descubriendo el mundo. Deseosos de vivir, de sentir. Aquellas veces hasta altas horas de la madrugada planeando nuestro futuro juntos, lo que haríamos, a dónde iríamos. Tenía una vida junto a ti. Era perfecto. También recordé aquel corto verano, junto a ti.. Y las noches pasamos juntos, esas interminables noches llenas de abrazos, de secretos, de lágrimas y de risas. Y ahora que miro atrás me doy cuenta de todo lo que hemos vivido juntos y todo lo que has significado para mi. Imposible describirte con las palabras adecuadas. Imprescindible. Vital. La única persona con la que he podido sentir que soy yo misma, sin fingir. Por eso fue que en el momento en el que nos separamos no sentí nada. Fuiste tan grande, que ese impacto me descolocó por completo. O simplemente me cegó la rabia. No lo sé. Lo que ahora mismo sé es que te empiezo a echar de menos. A echar de menos de verdad. Te quiero cuando te miro, cuando te hablo, cuando te pienso, cuando te sueño. Aprovecho cada abrazo como si fuese el último. Porque quién sabe. Hoy estás de vuelta. Pero hay demasiadas grietas. Me temo que lo que se rompe difícil se arregla. Si un cristal estalla, es imposible volver a pegar cada pedazo y fingir que aquí no ha pasado nada. Pero a mí ahora mismo me basta con tenerte de vez en cuando. Sí, por supuesto que desearía que todo volviese a ser como antes. Daría mi vida por volver el tiempo atrás y vivir todo lo que viví contigo otra vez, eso sin dudarlo dos veces. Porque todos esos recuerdos no se pueden comparar con nada tan hermoso. Solo te pido, que estés ahí, cerca, a la suficiente distancia para poder rozarte con mis dedos. Te necesito. Te juro que te necesito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario